¡Medalla de oro para Wissenbach!

10-07-2013

Luisa Pernalete / Hagamos las paces: ¡Medalla de oro para Wyssenbach!

Martes, 30 de julio de 2013  

¿Usted es de los que cree que sólo Limardo es  nuestro campeón olímpico?

Pues les informo que no es así, en Venezuela tenemos un verdadero campeón merecedor de “medalla de oro” en varias categorías: Jean Pierre Wysenbach, sacerdote jesuita, nacido en otros lares, pero más venezolano que muchos, digno de un reconocimiento nacional.

Les cuento, Wyssen, como se le suele llamar, nació en el país vasco, pero se vino muy joven a nuestro país: el 11 de marzo de 1960, recuerda él con precisión.

Ha vivido por largas décadas en medio de comunidades populares, primero en La Vega – Caracas- y desde hace unos años, tenemos la suerte, la gracia, la bendición de tenerlo en Maturín, con lo cual su influencia milagrosa llega hasta Guayana.

¡Es todo un personaje! Memoria fotográfica, basta escuchar un dato y queda impreso en su “disco duro” para siempre.

Da clases de Teología, escribe textos de Teología, pero en las escuelas le conocemos por sus aportes en estas tres categorías “olímpicas”: categoría “juegos instructivos”, categoría ¡“Liceos de  vacaciones” y categoría “Olimpíadas  de Lengua  y Matemática”.

Vamos uno por uno para que ustedes juzguen  si las medallas no se las merece.

“Juegos Instructivos”.

No se cuántos años tiene socializando decenas de juegos para aprender matemática, ciencias sociales y lengua. Con sus juegos, que buscan que cada participante compita  consigo mismo, cualquier niño o adolescente puede, por ejemplo, mejorar notablemente su lectura, para ello “la licencia de locutor” es el medio.

Cada semana, una maestra inteligente, abre la jornada para sacar la licencia, y así el alumno va mejorando su lectura, sin darse cuenta de que está haciendo una tarea.

Ni hablar de las “operaciones humanas”, hasta en la selva maestros hotys y eñepas de la Escuela Fe y Alegría de San José de Cayamá utilizan el juego, y hay que ver cuántas maestras han recuperado ánimo al conocer juegos que enseñan y entretienen.

Categoría Liceos de vacaciones ¡qué invento Wyssen!.

Chamos enseñando chamos y sembrando semillas en agosto, para hacer más fácil el año escolar. Los mejores estudiantes “de azul y crema”, de manera voluntaria, comparten sus aprendizajes con los de “blanco”, los pequeños de primaria, y así se refuerzan mutuamente.

Lo que es sorprendente es que esos liceos no se hayan convertido en una política pública para ayudar compensar las deficiencias en lengua y matemática.

¿Pueden creer que hay autoridades que han cerrado las puertas a esta iniciativa? ¡Cuesta pensar que haya tanta miopía institucional¡

Categoría Olimpíadas de Lengua Y matemática, otro  gran invento de Wyssen y de los equipos que ha ido creando en La Vega antes y ahora en oriente. 

Nuevamente alumnos compitiendo primero consigo mismos, empujando índices para sí mismos y para sus  escuelas, y así,  año tras año, niños y niñas se ejercitan resolviendo problemas, acompañados por sus maestros que también mejoran  su desempeño.

Las comenzó en La Vega en 1988.

En su último “reporte” nos da estas cifras: “en Punta de Mata el año pasado participaron 80 alumnos de tres escuelas, pero este año se apuntaron 535 de 8 escuelas…  En San Félix ha sido exitoso, 1568 participaron este año y en La Vega fueron 1.800…

El caso mayor, Tucupita, 2.124 en el 2009, ¡no cabían en ningún sitio!” Pero, increíble, en Tucupita la Zona Educativa prohibió las Olimpíadas de Lengua y Matemáticas porque lo impulsaba la gente de la Educación Religiosa Escolar. ¿Qué tal?

Pero Wyssen no es de los “tiran la toalla”, su paciencia infinita le hace abrir una puerta cuando se cierra otra.

No digo Medalla de Oro.

Si fuera Ministra le nombraría viceministro de Pedagogía de Mano extendida o de la Misión Milagro Educativo.

Si fuera rectora de alguna universidad, le habría dado un Doctorado Honoris Causa por haber ayudado a tantos maestros a recuperar su vocación, por crear vocaciones nuevas en jóvenes, por sembrar paciencia en docentes, por proteger a tanto joven en vacaciones –tiempo de riesgo en las comunidades populares–. Como no soy ni Ministra ni rectora, le dedico esta columna para dejar constancia de mi admiración y agradecimiento

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