En el día de los educadores

15-01-2017

Destacamos la importante labor que cumplen en la formación del pueblo venezolano, al tiempo que sumamos voces para reclamar el apoyo y justo reconocimiento de la sociedad con su trabajo.

El 15 de enero de 1932, en plena dictadura gomecista, un grupo de educadores, encabezados por Miguel Suniaga y Luis Beltrán Prieto Figueroa, conformaron una asociación para defender los derechos laborales de los maestros y mejorar la educación en Venezuela: la Sociedad Venezolana de Maestros de Instrucción Pública, que luego se transformó en la Federación Venezolana de Maestros. Durante el gobierno del general Isaías Medina Angarita, se reconoció la importancia de la labor de los movimientos de educadores al decretar la celebración del "Día del Maestro" en esa fecha histórica para rendirles homenaje.

En la Venezuela de hoy necesitamos que la educación de calidad para todos y todas se convierta en verdadera prioridad del Estado y de la sociedad.  Y para que en verdad lo sea, necesitamos educadores comprometidos y valorados con justicia, reconocidos y respetados en su autonomía profesional, con las condiciones necesarias para un desempeño eficaz en sus centros de trabajo. Necesitamos también, con verdadera urgencia, que sembremos en los jóvenes del país nuevas más vocaciones  para la carrera docente, que captemos los mejores talentos.

En este día queremos ofrecer un artículo de Antonio Pérez Esclarían titulado "Maestros, tutores de resilencia", el Comunicado de Asamblea de Educación y la "Carta de San Ignacio a un educador de hoy" escrita por Andrea Ramal.

Maestros, tutores de resiliencia

Por: Antonio Pérez Esclarín (pesclarin@gmail.com)

La resiliencia es la capacidad humana para enfrentar las adversidades de la vida, superarlas, e incluso salir de ellas fortalecidos y transformados positivamente. Hay personas que se agobian y sucumben ante cualquier problema, mientras otras asumen las dificultades, por graves que sean, como oportunidades para crecer y superarse. Como vivimos días muy difíciles, en especial para los niños, niñas y jóvenes, pienso que los maestros deben asumir conscientemente el papel de “tutores de resiliencia”, de modo que los alumnos puedan superarse y alcanzar sus sueños y sus metas a pesar de que hayan sido víctimas del maltrato y la violencia o estén pasando por situaciones muy difíciles.

Este artículo quiere ser también un homenaje a los maestros en su día, a los que quiero felicitarles desde lo más profundo del alma y darles muchos ánimos para que, a pesar de la difícil situación que están viviendo, asuman su tarea humanizadora con verdadera dedicación y entrega.

La expresión “tutores de resiliencia” se la debemos a Barudy, que es el autor de libros importantes como “El dolor invisible de la infancia” y “Los buenos tratos de la infancia: parentalidad, apego y resiliencia”.

Entre los factores clave para un clima escolar forjador de resiliencia, Barudy señala los siguientes:

-Afectividad y vínculos. Si una niña o un joven se sienten queridos, se portarán mejor y aprenderán más, lo que va en relación directa a la construcción de resiliencia. Nada da más fortaleza que sentirse valorado y querido. El amor es fuente de energía, valor, entusiasmo. Nunca pesa más un corazón que cuando está vacío. El amor es la principal medicina para curar las heridas y las enfermedades del alma.

-Toma de conciencia de la realidad. Que un niño se dé cuenta de la situación que está viviendo y sepa que no es culpable de la pobreza, inseguridad o escasez, ni de que su padre es un irresponsable, ayudará mucho en su desarrollo. La escuela es un espacio privilegiado para facilitar que quien es víctima de pobreza material, abandono o maltrato físico o psicológico pueda construir resiliencia.

-Creatividad y humor: el ambiente escolar y las planificaciones deben procurar que los alumnos se sientan bien. De ahí la gran importancia de la pedagogía de la alegría. Hay que volver al saber con sabor, pues la actual educación es muy tediosa y aburrida. Si hay alegría, hay motivación, deseos de aprender y superarse. Si en los centros educativos brilla la alegría, habremos conseguido lo más importante.

-Expectativas elevadas. Si el maestro tiene altas expectativas de las posibilidades de desarrollo de un alumno y de que es capaz de superar la adversidad, le estará inyectando seguridad y deseos de esforzarse, pues el alumno tratará de responder a esas expectativas de la única forma que puede hacerlo: con buenos resultados.

-Construcción de una historia. Es muy importante facilitar a los alumnos la posibilidad de contar su historia porque no han tenido la posibilidad de reflexionar sobre sus vidas. Contar la historia ayuda a comprender y comprenderse, sanar las heridas e incluso a perdonar. La resiliencia no elimina el sufrimiento, pero otorga la fortaleza para superarlo de modo que no determine negativamente el futuro. 

También los invitamos a leer estas palabras del Papa Francisco a los docentes:

"El Sol no se apaga durante la noche, se nos oculta por un tiempo por encontrarnos «al otro lado», pero no deja de dar su luz y su calor. El docente es como el Sol. Muchos no ven su trabajo constante,  porque sus miras están en otras cosas, pero no deja de irradiar luz y calor a los educandos, aunque únicamente sabrán apreciarlo aquellos que se dignen «girarse» hacia su influjo.

Yo les invito a ustedes, profesores, a no perder los ánimos ante las dificultades y contrariedades, ante la incomprensión, la oposición, la desconsideración, la indiferencia o el rechazo de sus educandos, de sus familias y hasta de las mismas autoridades encargadas de la administración educativa. La educación es el mejor servicio que se puede prestar a la sociedad, pues es la base de toda transformación de progreso humano, tanto personal como comunitario. Este sacrificado servicio pasa desapercibido para muchos. Probablemente, ustedes no podrán ver el fruto de su labor cuando éste aparezca, pero estoy convencido de que gran parte de sus alumnos valorarán y agradecerán algún día lo sembrado ahora. No confundan nunca el éxito con la eficacia. En la vida no siempre lo eficaz es exitoso y viceversa. Tengan paciencia, mejor, esperanza. No olviden que la clave de toda obra buena está en la perseverancia y en ser conscientes del valor del trabajo bien hecho, independientemente de sus resultados inmediatos. Sean fuertes y valientes, tengan fe en ustedes y en lo que hacen.

Que Dios les bendiga y bendiga su abnegada labor diaria, la mayoría de las veces oculta, silenciosa e inapreciada, pero siempre eficaz y valiosa" (Papa Francisco).
 
Tomado de: http://www.folcanarias.com/2016/12/mensaje-del-papa-francisco-al-docente.html
 

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